La Carta [El Camino del Exceso]

Blog sin pretenciones, crudo y en directo... No pidan más.

13.7.10

Ella es el mar

Es media noche en los Cabos, estoy sentado en el balcón de mi cuarto y no puedo conciliar el sueño.Me acaban de dar un gancho al hígado, un izquierdazo a la mandíbula y una patada en los ...

Al menos así me siento. La verdad es que desde que llegué... no... desde que salí de mi casa tenía un mal presentimiento. Llegué aquí y las cosas no han cambiado, no puedo disfrutar completamente de estar aquí.
Sólo tengo una cosa en la mente, sólo tengo una meta, un objetivo. Y ella es como el mar, con sus olas que vienen y van, la marea sube y la marea baja. En momentos te invita a refrescarte, en otros te revuelca impetuosa. Capaz de las más dulces caricias y de las más fuertes tormentas.

Ella es el mar y yo tan sólo un simple marinero como muchos dispuesto a conquistarla, a recorrerla.
Pero el mar parece rechazarme, ya no me invita como antes, y si bien me va, me deja tan sólo zarpar hacia sus aguas para pronto desatar su fuerza contra mí.

Y no, el mar no me odia, o al menos de eso me ha convencido.Pareciese que el mar se dispone a darme batalla, a revolcarme y lanzarme todo lo que tiene en contra mía. Es una especie de prueba, para ver si merezco llamarme capitán de este mar.

Me desafía, y lo desafío, vengo a probarle que no soy un marinero de pacotilla, de agua dulce. Vengo mostrándome humilde, pero decidido. Sometiéndome a su voluntad pero no quitando mis ojos de la meta. Vengo a demostrarle a este mar que navegante más decidido no habrá de recorrer jamás sus aguas.

Y no, no tengo un buque ni navego con radar. Tengo mi velero con sus velas alzadas. Navego con las estrellas porque sólo ellas saben bien a dónde quiero llegar.

Sólo tengo este buque pero lo he preparado bien, lo he limpiado y lo he recargado de provisiones. Éste será mi último viaje, he de llegar al corazón de este mar o he de perderme en el intento.
Llegaré a mi destino o naufragaré en sus aguas para siempre, pero de ese mar no he de salir. De este viaje no he de volver.

Y así, este marinero elevó anclas hace más de un mes y seguirá en este viaje.
Esta noche el viento no sopló a favor, a veces lo hace, a veces no.
Y hoy se ha venido una ola, pero ha de seguir adelante. La madera cruje, el marinero se hinca por un momento y reza una oración al mar.

Ha de seguir adelante, a toda la velocidad que su velero y el mar le permitan. Es ella quien tiene la última palabra.
Ella es el mar.

4 comentarios:

JacquelineB. dijo...

Esta entrada me fascinó bastante. Creo que la leí más de diez veces. Verdaderamente debiste estar bastante inspirado al escribirla. Me sorprendió bastante. Éstas son las entradas que extrañaba leer de tí. De lo que te nace dentro, de lo que sientes por ahí.

Si ella es como el mar, estás perdido. Pero quizá eso no sea tan malo. El mar viene y va, y como dices, traga a sus anchas y raros son los que sobreviven. Te puedes perder en ella, de la misma manera en que puedes encontrarte. Todo es incierto, todo es apuesta y esperanza.

Pero si el mar y la aventura te hacen sentir vivo, deja que te trague completo. Y sobrevive la marea. Espera el horizonte.

Ssg. Rivera dijo...

Sí... puede que ella sea como el mar... y sí, puede que esté perdido, puede que no.
Así es este viaje, y así es, aventura en su más pura expresión.
Así es el amor, ¿no?

JacquelineB. dijo...

Correcto.

Cecilia dijo...

Sé uno con el mar, pero no te ahogues.. :)
Saludos

:)

Él:

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Estudiante de Ingeniería Mecánica, asiduo de la música, el cine y la fotografía.

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