La Carta [El Camino del Exceso]

Blog sin pretenciones, crudo y en directo... No pidan más.

17.4.07

El Perro y la Águila

Érase una vez una águila y un perro.

Ella volaba, como cualquier águila, pero ninguna otra lo hacía con tanta gracia y majestuosidad como ella. Surcaba los aires de arriba para abajo, de un lado al otro, en zig-zag, en picada y luego se elevaba de nuevo para seguir planeando por el mundo. Ella era libre, y su libertad la hacía más bella todavía.

Él era un perro como cualquier otro, pero ninguno tan leal como él. Su trabajo lo había llevado a explorar y conocer lugares que nadie más había visitado. Ahora sólo corría por ahí buscando sensaciones nuevas, o tal vez parecidas a otras ya vividas, pero con mayor intensitad. Era fuerte y fiel, lo que lo hacía más fuerte todavía.

Cierta ocasión el perro volteó la mirada al cielo, y divisó una águila en pleno vuelo. Entonces él se ensimismó en fantasías de libertad, imaginó esa sensación del aire contra la cara, de sentirse ligero y por un segundo observó todo el paraje bajo sus patas. Después volvió en sí, y quedando cautivado por aquella águila, continuó su camino sin rumbo fijo todavía.

Al poco tiempo la águila había sufrido una herida, que la derrumbó y la dejó en el suelo sin poder despegar de nuevo, se encontraba en la tierra, se sentía vulnerable y con pocas esperanzas de seguir. Pero el perro que de vez en cuando miraba hacia el cielo para contemplar su vuelo, notó ese día que ya no estaba, y con su gran olfato buscó el rastro que lo hiciera llegar hacia ella.
La encontró no muy lejos de ahí y se le acercó a ver cómo estaba. La águila no decía nada, por orgullo pretendía que estaba bien y afirmaba que sólo estaba descansando. El perro, un poco tonto no advertía la situación, le extrañaba que no estuviera allá arriba, libre, haciendo lo que ella mejor sabía hacer, pero aceptó la explicación que le dio y sólo preguntó que si podía hacerle compañía un rato. Ella pensaba que normalmente sería un estorbo, pero dada la situación aceptó estar con el perro un rato, pues él conocía la zona, y ella se sentía vulnerable en tierra.
Estuvieron un rato conversando, la plática era cada vez más amena y habían pasado ya por una variedad de temas, que qué comía cada quien, dónde les gustaba más dormir, qué hacían en sus tiempos libres, etc.
Después, ya entrados en confianza el perro le confiesa; -águila, de verdad te admiro, tú puedes volar libremente sin preocupaciones, andar por todos lados y ver muchas cosas que otros no alcanzan a ver. Quisiera ser como tú-. En ese momento la águila se echó a llorar y extendiendo sus alas le respondió, -gracias perro, pero ya no soy así. Mirá, estoy herida, y ya no puedo volar, soy muy torpe en tierra, ni si quiera puedo conseguirme un bocadillo-. El perro, dándose cuenta de lo sucedido le dijo, -no te preocupes águila, aquí estoy yo, soy bueno en la tierra, yo te puedo curar esa herida, y mientras sanas buscaré algo de comer- y así lo hizo, vendó la herida de la águila, y para no dejarla sola, se la echó al lomo y juntos fueron a cazar hasta conseguir algun bocadillo para la cena.
Así pasaron los días, el perro siempre fiel llevaba a la águila a donde fuera, les conseguía comida, salían a pasear de día de campo y tenían largas charlas donde conversaban de todo un poco. En una de esas pláticas ella le dice: -perro, creo que ya estoy bien, parece que ya puedo volar. Muchas gracias por todo, eres buena compañía, no sé como pagarte lo que has hecho por mí- -yo sí sé- responde el perro, -llévame a volar contigo-;-pero estás muy pesado- dijo ella, -no importa, yo sé que puedes, así como yo te llevé sobre mí, sé que tú puedes sostenerme con tus garras-. Ella se quedó pensando un rato, el perro efectivamente era pesado, pero ella tampoco era muy ligera, y después de todo, él la había ayudado a sanar, a recobrar la esperanza y poder alzar el vuelo de nuevo.Entonces, ¿por qué no?, era algo que ella podía hacer, y era una forma de agradecerle al perro por todo.
Entonces ella asintió, extendió sus alas de nuevo, sostuvo al perro firmemente con sus garras y emprendieron el vuelo. Él se dejó llevar y descrubrió por primera vez lo que era volar, se sintió ligero, se sintió libre, vio el mundo bajo sus patas, el aire pegaba en su cara fuertemente y él sacaba la lengua en señal de satisfacción. Recordó aquella vez que fantaseaba con volar, y se dio cuenta que esta vez era mucho mejor. Ella se sintió nuevamente libre, fuerte, movía sus alas para maniobrar y hacía todas sus antiguas piruetas con la misma belleza de siempre, insluso se dio cuenta de que todo eso que solía hacer, esta vez era mucho mejor.

Sí, esta vez era mucho mejor. Mejor de lo que él imaginaba y mejor de lo que ella recordaba, pues en esta ocasión estaban juntos. Él aprendió lo que era ser libre y espontáneo , ella encontró la fuerza y lealtad que se da en la tierra. La águila y el perro todavía pasean juntos, a veces él la carga en su lomo y corren por la pradera, otras tantas ella lo carga y observan todo desde arriba.
Y todavía siguen teniendo esas largas charlas sobre todo un poco...


[n o r b]

12.4.07

De Paciencia

Tengo mucha, sí. Siempre he presumido de el exceso de paciencia que me cargo. Y lo demuestro, no sólo hablo por hablar. Los que me conocen pueden confirmarlo, para darle aventones a medio mundo, para cuidar y llevar borrachos a sus casas, para esperar a alguien en algun lugar, para explicar cosas, para cuidar niños, para juegos tardados, para cuando me hacen enojar y muchas otras situaciones de la vida cotidiana en las que puedo sacar a relucir ese gran don que tengo.
Sí, pero todo tiene un límite, ¿qué no?

Lo peor de todo es que no tengo la más remota idea de cuándo ni cómo voy a explotar.

Soy enemigo de hacer panchos y escenitas ridículas, por eso es que en el momento siempre me guardo mis getas, mis comentarios y termino tamborileando en la mesa pretendiendo ignorar lo demás mientras sonrío y dirijo mi voz a otro lugar.

La cuestión es que realmente ¡no entiendo nada! Ok, así soy, en poco tiempo puedo llegar a dar mucho de mí, lo sé. Y no pido lo mismo a cambio, no es fácil para cualquiera... lo sé... lo entiendo... pero si bien no me he ganado la confianza, no me he ganado el cariño y mucho menos el amor... sé que por lo menos me he ganado el derecho a una explicación. Bien lo sé, lo que más me recontrachoca es el hecho de no saber qué pasa, de no entender una situación... y no cualquier situación, no soy metiche para andarme metiendo en asuntos ajenos... pero son situaciones y eventos que me incluyen a mí! O por lo menos así lo siento y lo entiendo.

Lo más raro de todo esto, es precisamente esa palabra "raro", ahora sí no sé qué significado tenga, qué conotación esté tomando en estos momentos, qué cosa tan más intrigante es esa "rareza"... sobre todo cuando no sabes si sea bueno o malo... y mi paranoia y sentido común no dan otra posibilidad más que la de algo definitivamente no bueno.

Blog... bendito blog... que lo uso, en esta ocasión no por cobarde... pues si no te he dicho esto de frente es porque te acabas de ir... y así tendrás la oportunidad de leer esto cuando quieras leerlo...

Yo te entiendo en muchas cosas, las cosas que me dices y me compartes, todo eso lo entiendo y empatizo contigo... pero lo que no me dices no tengo forma de saberlo...

Dime, que definitivamente ya no tengo más ideas, ya no sé qué hacer... las paletas y los dulces pierden su encanto y se vuelven costumbre, las conversaciones se vuelven pocas y cortantes, y sólo sé de tí por blog que cada vez entiendo menos, y por fotologs cada vez más vanos, por firmas cada vez más breves y superficiales... ¿es mi culpa? No me molestaría si lo fuera, simplemente quisiera saber qué es lo que estoy haciendo o dejando de hacer...

Yo te entiendo... ¿tú me entiendes?

Todavía tengo algo de paciencia

[n o r b]

Él:

Mi foto
Estudiante de Ingeniería Mecánica, asiduo de la música, el cine y la fotografía.

Tiempos Pasados Siempre Fueron Mejores

Tiempos Pasados Siempre Fueron Mejores
¿o tal vez no?